domingo, 7 de marzo de 2010

Bacalao al "pil-pil"

La receta de este bacalao es la de siempre: adquiérase el bacalao, a ser posible en la tienda de "Las siete calles" (Bilbao). Una pieza de 20-30 colas, fároe. Dos cabezas de ajos del año. Tres o cuatro guindillas de cayena. Aceite de oliva de 0,8º.
Preparación: desalarlo durante sesenta horas, cambiando el agua cada doce. Una vez desalado escurrirlo bien y dejarlo que se seque envolviéndolo en unos paños. En una cazuela de barro —la que bien conocéis todos, o sea la de siempre— ponéis la base de aceite y freís los ajos; un poco más tarde echáis las guindillas. Cuando los ajos están dorados se retiran y se apartan, junto con las guindillas. Se deja que pierda un poco de temperatura el aceite y se colocan los trozos de bacalao. Se deja en reposo un poquito, como un minuto, y después se empieza a mover la cazuela; siempre en la misma dirección; al mismo ritmo; con la misma cadencia, hasta conseguir...

¡Cima de la delicia!
Todo en el aire es pájaro.
Se cierne lo inmediato
Resuelto en lejanía.
¡Hueste de esbeltas fuerzas!
¡Qué alacridad de mozo
En el espacio airoso,
Henchido de presencia!
El mundo tiene cándida
Profundidad de espejo.
Las más claras distancias
Sueñan lo verdadero.
¡Dulzura de los años
Irreparables! ¡Bodas
Tardías con la historia
Que desamé a diario!
Más, todavía más.
Hacia el sol, en volandas
La plenitud se escapa.
¡Ya sólo sé cantar!

... Y justo cuando se llega a este momento de éxtasis es cuando te das cuenta de que has conseguido ligar el pil pil, más o menos entre dos hora y dos horas y media desde que empezasteis a prepararlo. Calculad: habeís comenzado a las 9:30 h. y habéis tardado dos horas y media, porque depués tenéis que asearos —pues no olvidéis que durante el proceso el cocinilla se suele impregnar de ciertos efluvios grasientos un pelín desagradables para los comensales— y es cuando vas y dices, digo...

Dije: Todo ya pleno.
Un álamo vibró.
Las hojas plateadas
Sonaron con amor.
Los verdes eran grises,
El amor era sol.
Entonces, mediodía,
Un pájaro sumió
Su cantar en el viento
Con tal adoración
Que se sintió cantada
Bajo el viento la flor
Crecida entre las mieses,
Más altas. Era yo,
Centro en aquel instante
De tanto alrededor,
Quien lo veía todo
Completo para un dios.
Dije: Todo, completo.
¡Las doce en el reloj!

El resto ya lo sabéis, mucho amor y buena compañía.
(Por cierto los versos me los ha prestado D. Jorge Guillén)